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Entrar en esta tienda de lotería y punto de recogida de paquetes es como adentrarse en un laberinto de mal servicio y arrogancia. El jefe, con su actitud maleducada y aires de superioridad, deja una impresión desagradable desde el primer momento. Parece estar más interesado en exhibir su supuesta autoridad que en brindar un servicio al cliente digno. Además, su falta de conocimiento sobre el funcionamiento básico de su propio negocio es desconcertante y frustrante. En lugar de ser un lugar acogedor y útil, esta tienda se convierte en un escenario de decepción y desencanto. Los clientes merecen algo mejor que la incompetencia y la falta de cortesía que se encuentran aquí.
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La lotería es la misma ahí que en cualquier lugar pero es una persona cuyo trato no me gusta, creo que es altivo e irrespetuoso, me habló de muy malas maneras y me colgó el teléfono sin escuchar. Vayan a la Guardia a echar la lotería